Revolución en la casa y en la calle: las mujeres militantes de los 60´/ 70´ ¿Quiénes eran las mujeres militantes de los 60´ / 70´?
Tal vez para comenzar a comprender lo que implicaba “ser mujer” allá por los 60´ / 70´, primero debamos acercarnos a lo que significaba ser joven entonces. “Ser joven” en la Argentina de aquellos años implicó para muchos y muchas, un profundo cuestionamiento a todo lo considerado “viejo u ortodoxo”; con el desarrollo de un fuerte espíritu crítico, ésta generación puso en tela de juicio las estructuras morales y culturales establecidas hasta ese momento. Sin duda, fueron ellos/as los y las protagonistas de la época, defendiendo otros valores y por consiguiente, habitando el espacio público y el privado de maneras novedosas. Ser joven era imaginar y llevar a cabo nuevas formas de pensar, de compartir, de amar, de crear, de construir.
Estas expresiones estaban insertas, con sus particularidades, en el marco amplio de las revoluciones políticas y culturales que se estaban dando en diferentes países y ciudades del mundo, y que significaron movimientos libertarios para los jóvenes en general y las mujeres en particular. ¿Por qué? Porque estas mujeres inmersas en este espíritu de la época se inscribieron en la genealogía de aquellas que históricamente habían exigido “nuestra parte de placeres en el banquete de la vida”. Muchas de ellas fueron militantes orgánicas de la izquierda revolucionaria y aunque, en general, no teorizaron exhaustivamente acerca de su condición de “ser mujer”, hoy podemos decir que fueron mujeres feministas en la práctica, en la acción y en la cotidianeidad. Militaron para abrir el paso a la libertad y para decidir también qué tipo de mujeres querían ser.
Fueron ellas las que vistieron minifaldas por primera vez; las primeras en escuchar rock and roll, las primeras en consumir marihuana. Fueron ellas las que, gracias a la píldora, decidieron con más libertad sobre sus cuerpos. Fueron las primeras en resignar el ritual del vestido blanco, como así también, el ritual de la mancha de sangre en la sábana matrimonial. Fueron las primeras en psicoanalizarse y fueron las primeras en separarse.
Fueron trabajadoras, estudiantas, madres y soldados al mismo tiempo. Fueron presas políticas y exiliadas. También fueron desaparecidas.
Difícil encontrar claras delimitaciones entre vida privada y vida pública de las mujeres que militaron en aquellas décadas; entre el proyecto colectivo y el personal; todo era parte de la misma decisión. Problematizaron los modos tradicionales de organización, socialización e interacción social donde lo público es masculinizado y lo privado feminizado. Mujeres que, en su integración a la esfera pública, tuvieron que romper con los estereotipos de sus madres y de las madres de sus madres. Ello de la mano de fuertes conflictos intergeneracionales que traían aparejados el liberarse también de la rigidez de la familia, de todas aquellas instituciones reproductoras de las desigualdades, exclusiones, sumisiones, de las instituciones burguesas. El ideal del Hombre Nuevo implicaba la construcción de una Mujer nueva.
Fue entonces un desafío y una tarea (llena de disputas y contradicciones) el democratizar las relaciones, hacerlas más igualitarias. Ya no eran novias y novios, ahora eran compañeras y compañeros.
“Para estas mujeres el empezar a militar a veces surgió como una necesidad de cambio social y otras por romper con las tradiciones familiares. Fueron mujeres que por aquellos años ingresaron masivamente a la Universidad, donde estudiaban y militaban a la par de los varones. La mujer ya no era la que nutría y criaba, la garante del ámbito doméstico, la organizadora de la célula familiar. Para las mujeres de los 60´ / 70´ el emanciparse de la familia, el trabajar para mantenerse, el estudiar y el volverse independientes eran cuestiones prioritarias” (ALZOGARAY, M. y NOGUERA, A. 2005:133). Pero, ¿qué otras revoluciones se estaban dando?; ¿qué otras rupturas, qué otras luchas en la vida de estas mujeres?
Compartir las tareas domésticas y la crianza de los/las hijos/as no sólo constituían modos colectivos y comunitarios de construcción social, sino verdaderos procesos de subversión de otros sentidos en el orden de aquello considerado íntimo de lo íntimo: la familia. La militante venía a representar y actuar en un orden de transgresiones de aquello que se esperaba de ella: ser mujer –madre – ama de casa- en el espacio destinado a ella, el espacio privado. La militante salía a la calle, organizaba movilizaciones, participaba en grupos armados, discutía, tomaba decisiones, hacía política. Pero también militaba la vida cotidiana, la que se jugaba dentro de la casa, la que se construía políticamente en la esfera de lo íntimo y no sin conflictos.
¿Quiénes eran las mujeres militantes de los 60´ / 70´? Mujeres latiendo en una época en donde claramente se estaban dando procesos de movilización y generación de ideas, verdaderas revoluciones en la sociedad y en la vida cotidiana. Rupturas en lo personal y en lo colectivo. Podríamos decir entonces que el movimiento de los 60´ -70´ en Argentina no fue sólo una lucha de clases, no se manifestó sólo contra las desigualdades materiales; también fue una revolución contra otras formas de opresión no visibilizadas, ocultas pero que estaban allí, problematizándose y generando las posibilidades para que hoy las nuevas generaciones de mujeres podamos ser más libres que nuestras abuelas y aún más libres que nuestras madres.
"Año 1975. Tarde calurosa en Córdoba. Apenas un hilo de agua recorre el extenso cemento de La Cañada. Hay sol pero ciertamente, no hay luz. En el cabildo está reunida la cúpula de la policía. Entre ellos, la Tía Ferreira, mujer famosa por cruel torturadora.
Afuera, bajo ese mismo sol, hay sed de justicia. En la Plaza San Martín hay muchas mujeres, muchas compañeras que se pasean con sus cochecitos. Los cochecitos no llevan niños/as, llevan armas". (...)Ese recurso se usó allá por los 70´ una y otra vez para engañar al enemigo que muy ingenuamente sostenía que las mujeres éramos débiles e inofensivas.
Autoras: Melina Alzogaray y Romina Lerussi
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