miércoles, 15 de junio de 2011

MÉDICOS SIN FRONTERAS

Piedra libre a los enfermos

La labor que llevan adelante el equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) no tiene techo porque las enfermedades, las víctimas y las personas que demandan ayuda forman parte del cuento de Nunca Acabar. Por ello es que esta agrupación dice presente en 65 países de todo el mundo para atacar, curar y prevenir los males y sufrimientos de los excluidos y desposeídos.
MSF además de colaborar con los enfermos, las víctimas de catástrofes también llevan adelante una tarea de concientización en su intento por dar a conocer y poner luz sobre situaciones de extrema pobreza y necesidad que los medios omiten. De esta manera, el desafío es hacer visible la realidad que viven y padecen miles de personas e intentar que su silencio sea escuchado, o al menos, contemplado.

Vivimos en una sociedad dinámica que avanza de la mano del progreso y la modernidad. Sin embargo, MSF lleva más de 30 años tratando de atender enfermedades que la ciencia postergó. 
Enfermedades que, aunque parezcan del siglo pasado, conviven en nuestra época y no figuran en las agendas de las industrias farmacéuticas ni en la de los estados. Y lo peor es que el ojo esquivo de los gobiernos al ignorar las enfermedades, también ignora a los enfermos.


Desconocer esta realidad es negar que los enfermos son personas que tienen derechos y que todo derecho es un deber de otra persona. Cuando alguien siente vulnerados sus derechos reclama. Pero en el caso de los enfermos, MSF interpela por ellos haciendo por ellos.
Sobre esta idea, MSF orienta sus esfuerzos para tratar de crear conciencia y empatía sobre el padecer de los que nada tienen. “Vacunación Contra el Olvido” o “Pastillas para el dolor ajeno” son los lemas de las campañas que dejan al descubierto las condiciones en que viven y sobreviven los enfermos.

Mal de Chagas, malaria, Kala Azar(fiebre negra), enfermedad del sueño, Sida infantil y tuberculosis son las enfermedades que no han logrado ser erradicadas y que exigen pronta atención humanitaria.

El Kala Azar diagnosticada en India, Bangladesh, Nepal, Brasil, y  Sudán, la enfermedad del sueño en África y la malaria que afecta a más de cien países del mundo son causadas por picaduras de determinado mosquito. Lo que preocupa es que muchas infecciones y muertes nunca se conocerán, ya que las personas que sufren kala azar suelen vivir en lugares remotos y raramente acuden a un centro de salud. Lo mismo ocurre con las otras epidemias. 
Los números ilustran lo drástico y la urgencia de la ayuda: 8 mil muertes por día son tomadas con indiferencia y caen en el más repudiable de los olvidos. Porque nadie parece querer acordarse de ellos ya que no existen políticas públicas orientadas al diagnóstico y al tratamiento. No hay fumigaciones para evitar la reproducción del insecto, ni mosquiteras, ni repelentes ni se toman medidas.

El Sida infantil también encabeza el ranking del horror: hay unos dos millones de niños infectados, el 90% en África subsahariana. Y en América Latina el Mal de Chagas causa la muerte de 43 mil personas principalmente en zonas rurales y aisladas donde el insecto (vinchuca) anida. Y en la mayoría de los casos los enfermos desconocen que están infectados porque la picadura de vinchuca es imperceptible y no duele. El silencio y el olvido es lo que mata.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por bacterias que afectan por lo general a los pulmones. Se transmite por el aire por lo que el contagio es  inminente.
En definitiva, el rol que desempeñan MSF es absolutamente necesario ya que hace visible lo que los medios de comunicación dejan en suspenso. Y además lo hacen con la certeza de que no sirve jugar a las escondidas con estas seis enfermedades porque los que están en juego son enfermos.



Autora: María Eugenia Lunad Rocha
Equipo de Prensa Universidad Abierta.

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