“Si lo tuviste, bancátelo”, es la frase típica de muchos padres cuando se enteran que sus hijas adolescentes se embarazaron. El mandato de ser madres aún sin estar preparadas para serlo, o el reproche por no haberse cuidado, les produce sentimientos de culpabilidad, vergüenza y frustración.
La mayoría de ellas abandona la escuela antes del embarazo, aunque hay casos en que ello se produce a partir de él. Algunas porque no tienen con quien dejar a sus hijos, y otras, porque no
quieren ser el centro de las miradas inquisidoras o de lecciones de educación sexual retrasadas que tendrían que haber llegado antes. La reinserción de estas chicas es una de las deudas pendientes del sistema educativo, y su inclusión en la sociedad, un desafío.
El relevamiento mostró, además, que el porcentaje de nacimientos en madres menores de 15 años es del 3 por ciento, pero asciende en Chaco al 5,5 por ciento; en Formosa, al 4,7 por ciento; y en Santiago del Estero, al 4,2 por ciento. Las adolescentes representan la cuarta parte de la población y un 12 por ciento de quienes tienen entre 13 y 17 años está excluido del sistema educativo formal.
Creciendo Juntos. En Córdoba, el “Programa Creciendo Juntos”, a cargo de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia que dirige Raquel Krawchik, está logrando a pequeña escala reinsertar a mamás adolescentes en la escuela, despertándoles el entusiasmo y la autoestima para que puedan continuar con su vida afectiva, escolar, social y laboral.
“De las 900 adolescentes con las que trabajamos en 2009, un 20 por ciento se reinsertó en el sistema formal de educación. Y un 60 por ciento comenzó su práctica de formación en oficios, realizando talleres de artesanías, souvenir, muñequería, bijouterie, adornos navideños, cotillón, costura, peluquería, telar, jabones, y velas”, relató Olga Zaka, directora del programa.
La mayoría de las niñas-madres incluidas en el programa tenían una realidad común: vivían en su
casa con su familia, siendo el centro de su vida su hijo y las tareas domésticas. El mandato familiar “si lo tuviste, bancátelo”, a muchas las llevó a encerrarse y romper con sus vínculos afectivos. Mientras cuidaban a sus hijos, sus compañeras continuaron con su vida escolar y social. A la presión psicológica expresada en frases tales como “si te arreglás te dicen que te vas a loquear”, o “las mujeres tienen muchas responsabilidades, ser madre, cuidar a sus hijos, atender al marido”, se le sumó la presión económica para hacerse cargo de sus hijos.
Encuentro de pares. “Tenemos talleres con encuentros semanales en los barrios y localidades donde se logró la construcción de un espacio grupal, utilizando recursos como el teatro espontáneo, experiencias vivenciales, música, charlas, cine debate, intentando crear un espacio de pertenencia e identidad grupal”, explicó Zaka.
Entre los temas desarrollados según los intereses y las propuestas de las propias adolescentes, se trataron las representaciones que tienen de ser madres, experiencias sobre la propia maternidad, femineidad, violencia contra la mujer, derechos de niños y adolescentes, y la sexualidad, maternidad y paternidad responsables, entre otros.
Los cambios fueron notorios y se manifestaron claramente. En el tema de la sexualidad al comienzo señalaban frases como “siempre tenés la presión de tu marido”, “tiene que ser cuando él quiere”, “si no lo haces, piensan que tenés otro”, o “se enojan si les pedís que se cuiden”.
Otras frases recurrentes fueron: “la mayoría nos embarazamos creyendo que sabíamos como cuidarnos”, “después que te embarazás la primera vez, recién ahí aprendés”, o “los médicos son los que te enseñan, después tenés que hacer las cosas bien”.
Fuente:
http://www.diaadia.com.ar/?q=content/embarazadas-adolescentes-madres-e-hijas-al-mismo-tiempo-0
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