Conmocionado y quebrado en llanto, el periodista Hernán Vaca Narvaja, hijo del abogado fusilado Hugo Vaca Narvaja, salió de la sala de audiencias fundido en un abrazo con sus familiares, que pidieron no hablar.
Con una remera con la imagen de su padre, el reportero bajó del primer piso y salió a las escalinatas de Tribunales Federales, donde cerca de mil personas, entre familiares de víctimas y militantes de organizaciones políticas corearon el nombre de Narvaja.
Decenas de siluetas de cartón con las fotos y nombres de los 31 presos políticos asesinados dominaron la calurosa tarde, entre los sollozos de miembros de Abuelas de Plaza de Mayo y los abogados de Hijos.
Sosteniendo una bandera argentina con la inscripción “¡Genocidas!”, el secretario de Derechos Humanos del municipio, Luis Baronetto, se mostró emocionado. Su esposa, Marta Juana González, había sido asesinada en un intento de fuga el 11 de noviembre de 1976.
Llanto, emoción y algarabía cerraron la tarde donde Menéndez fue condenado a su quinta perpetua en dos años y Videla a su segunda, a 25 años del juicio a las Juntas.
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