martes, 19 de julio de 2011

Presentamos la segunda parte del informe "La Voz del Viento"




Nunca mates la flor

No, yo no quiero quedarme como la lluvia,
que dura solo un suspiro sobre la tierra,
quiero quedarme en las aguas del mar,
tal vez me sirva para derramar
mi testimonio por tanto llorar.
No, yo no quiero quedarme como el verano,
que se desgasta de viento sobre las piedras.
Quiero ser agua del río que va,
tal vez me sirva para continuar
la eterna espera de mi libertad.
Yo soy el último canto de mi raza vencida,
y, no deseo venganza ni te guardo rencor.
Solo quiero dejarte mi consejo sentido,
si el jardín te molesta, nunca mates la flor.
Nunca mates la flor,
pues el silencio no ha de ser perceptible sin perfume,
De que sirve el río sin corriente,
para que los ñandúes en el viento,
de que sirve el zorro sin la liebre,
Para que tu corazón, si no eres gente.
Yo soy el último canto de mi raza vencida,
y, no deseo venganza y no te guardo rencor.
Solo quiero quedarme mi consejo sentido,
si el jardín te molesta, nunca mates la flor.
Nunca mates a tu hermano. 


viernes, 15 de julio de 2011

Avance programa próximo sábado

Gacetilla próximo programa: La voz del viento

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UNIVERSIDAD ABIERTA /Cuarta temporada
Programa de televisión producido y realizado, íntegramente, por estudiantes y egresados de la Escuela de Ciencias de la Información (UNC) 
Sábados a partir de las 23.00hs. por Canal 10.  
(Excepcionalmente este sábado será a las 23.20)
La voz del viento

La tierra, las montañas, los lagos, los animales y las plantas son fuerzas de la naturaleza, fuerzas que tienen su voz. Estas voces son las que los Mapuches escuchan, las voces que trae el viento.  
En el próximo programa de Universidad Abierta el Sábado 16 de Julio a las 23.20 hspor Canal 10, te vamos a mostrar la primer parte de un informe producido por colegas de la Universidad de La Matanza, para interiorizarnos en la lucha diaria que mantiene la comunidad neuquina mapuche Paynemil, para conservar su tierra y su identidad .
El avance y “progreso” de las petroleras multinacionales en el sur de nuestro país, que se intensificó a partir de la década de los `90, significa el detrimento y destrucción no solo del medio ambiente sino también la identidad y las instituciones del pueblo mapuche.
Para combatir esta situación la comunidad de Loma de la lata ha logrado organizarse para defender su espacio territorial y denunciar la explotación de hidrocarburo en la provincia de Neuquén.
¡Esperamos que lo disfruten!
Y no se pierdan la segunda parte del informe el sábado 23 de Julio


Podés volver a ver los informes de Universidad Abierta los Sábados a las 11.00 hs y los martes a las 23.00hs por el canal digital Cba24N o en www.cba24n.com.ar
Prensa y Difusión de Universidad Abierta
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Mapuches endurecen protesta en Loma La Lata

NEUQUÉN – Al cumplirse ocho días del inicio de los cortes en los accesos al megayacimiento de Loma La Lata por parte de la comunidad mapuche Kaxipayiñ, los manifestantes redoblaron ayer los reclamos al interrumpir el tránsito en los caminos internos del complejo y anunciar que, de no mediar una solución, cortarán también la ruta provincial 7.
Así lo aseguró ayer el werken de la comunidad, Gabriel Cherqui, quien detalló que “tenemos el apoyo de muchos vecinos de otras localidades como San Patricio del Chañar, Centenario, Cutral Co y Añelo y por eso no descartamos llegar a cortar la ruta7 si todo sigue sin respuestas como hasta ahora”.

El vocero de la comunidad detalló que “fuimos judicialmente notificados de una especie de intimación u orden de desalojo para que liberemos los cortes, pero como contrapartida lo que nos ofrecen es lo mismo que nos llevó a hacer esta protesta, que consiste en un saneamiento de los daños generados en la tierra a cieloabierto, lo que sería peor porque contaminaría así el aire también”.
La comunidad Kaxipayiñ reclama que el sector sea eficientemente saneado pero a través de un sistema de proteja todo el medio ambiente y no por medio del sistemapropuesto por el gobierno neuquino y la empresa petrolera.
Cherqui remarcó que “la comunidad está firme e irá hasta las últimas consecuencias, aún con esta orden de desalojo, porque cada día nos demuestran aún más que no tienen voluntad de solucionar el problema”.
El werken aseguró que “si bien todavía no hemos tenido ninguna respuesta de la fiscalía esperamos una definición de la Justicia Federal en la denuncia que hicimos la semana pasada en contra del gobierno neuquino e YPF porque estamos confiados de que se darán cuenta de que están contaminando”.
Fuente:
http://www.neuquenportal.com.ar publicado el 15/06/2011

miércoles, 13 de julio de 2011

Cultura Mapuche


En el año 1963 las Reservas Aborígenes se convierten en Agrupaciones y en 1988, la Ley Provincial 1759 contempla la transferencia de tierras fiscales en favor de las, hoy, denominadas Comunidades Mapuches, que se ajustan a las normas legales vigentes Existen actualmente 38 Comunidades en la Provincia del Neuquen

ViviendaLas Comunidades Mapuches tienen su asentamiento en zonas rurales dispersas de la Provincia y los materiales utilizados son en función de la ubicación de la comunidad.
Para las paredes utilizan adobe en la zona sudoeste provincial, piedras en la zona del centro y madera en la zona lacustre. Los techos con estructura de madera (postes y ramas) con cubiertas de juncos, cortaderas, coirones, jarillas, etc., recubierta con una capa de barro. Los materiales de techos tradicionales, en extinción, han sido reemplazados por otros producidos por la industria, tales como chapa, machimbre y aislaciones térmicas. El piso generalmente se hace en tierra compactada.

Economía
La principal actividad a baja escala es la ganadería, que constituye la base de recursos económicos para las familias de la Comunidad. El ganado caprino ocupa el primer lugar, seguido del ovino, bovino y caballar, permitiéndoles comercializar la lana, cuero, carne y queso. Con lana ovina practican tejidos en telar realizando verdaderas obras de arte. Con distintos dibujos y colores tejen ponchos, matras, caminos, fajas, peleras, etc, y en menor medida producen trabajos en madera y cuero.
                                                                 Turismo
Teniendo en cuenta que varias Comunidades Mapuches
 se encuentran en zonas de imponentes bellezas naturales,
 se ve en el turismo una alternativa comercial y de revalori:
zación de la Cultura Mapuche.

Muchos son los turistas que año a año quieren visitar una

Comunidad Mapuche y obtener algún tipo de información
sobre sus costumbres, tradiciones y formas de vida.
Fuente: http://www.patagonie.org/es/patagonia

viernes, 8 de julio de 2011

Gacetilla próximo programa "Máquinas De Amor y Guerra"

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UNIVERSIDAD ABIERTA /Cuarta temporada
Programa de televisión producido y realizado, íntegramente, por estudiantes y egresados de la Escuela de Ciencias de la Información (UNC) 
Sábados a partir de las 23.00hs. por Canal 10

Máquinas de amor y de guerra

Inmersas en movimientos sociales, agrupaciones universitarias, y organizaciones político militares, las mujeres alcanzaron una fuerte militancia política durante la década del 60 y 70 en nuestro país. Combatían al capitalismo, perseguían la revolución, y buscaban la instalación de un sistema más justo. Pero al mismo tiempo plantearon un ideal de igualdad con sus compañeros varones tanto en el ámbito privado como en el público del cual fue difícil volver atrás.   

En el próximo programa de Universidad Abierta el Sábado 9 de Julio a las 23.00 hs por Canal 10, te vamos a mostrar un informe en el cual intentamos reconstruir la militancia política de algunas mujeres cordobesas que fueron protagonistas en los años de plomo.

En el fragor de la lucha, estas mujeres consiguieron, casi inconscientemente, modificar otras cosas: ingresaron activamente al campo político dejando atrás la exclusividad masculina en el ámbito público, y simultáneamente trasladaron sus ideas políticas al ámbito del hogar, la familia y la maternidad. La igualdad, la libertad y la justicia se peleaban tanto en la casa como en la calle.

Aunque quizás no hayan conseguido la victoria en muchas de las peleas dadas desde sus propios espacios políticos, hubo un importante “destape de la mujer”, una revolución al interior de ellas mismas. Como expresa una historiadora “practicaron un feminismo sin ellas mismas habérselo planteado”, logrando subvertir el orden preestablecido en cuanto a su rol de mujeres.

Las entrevistadas para la realización de este informe fueron: Marta Sagadín , Ex Militante del Partido Comunista; Liliana Callizo, Ex militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT); Liliana Vanella, Ex militante de Línea de Acción Popular (LAP, organización universitaria); Susy Carranza , Ex delegada de CINDALUX (fábrica de lámparas); Isabel Guzmán , Militante Barrial; Ana Noguera , Lic. en Historia (UNC; Laura Ortiz, Lic. en Historia (UNC) - Investigadora CONICET ; Mariana Tello Weiss, Antropóloga; Natalia Martínez, Investigadora CEA – CONICET.

Mirá el avance en: http://youtu.be/6EdVXQgkDTg


¡Esperamos que lo disfruten!

Prensa y Difusión de Universidad Abierta
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jueves, 7 de julio de 2011

Solidaridad ante el desamparo

A ‎7 años de resistencia, ¡No al desalojo de Villa la Maternidad!!

 Urgente urbanización de la Villa. Reivindiquemos el derecho a la vivienda!!

Sumate a la jornada cultural el próximo sábado a las 13hs en Agustín Garzón y Pasaje Leticia.

Están todos invitados a participar y defender los derechos de sus habitantes.


martes, 5 de julio de 2011

"Nuestra parte en el banquete de la vida"

Revolución en la casa y en la calle: las mujeres militantes de los 60´/ 70´  ¿Quiénes eran las mujeres militantes de los 60´ / 70´?

Tal vez para comenzar a comprender lo que implicaba “ser mujer” allá por los 60´ / 70´, primero debamos acercarnos a lo que significaba ser joven entonces. “Ser joven” en la Argentina de aquellos años implicó para muchos y muchas, un profundo cuestionamiento a todo lo considerado “viejo u ortodoxo”; con el desarrollo de un fuerte espíritu crítico, ésta generación puso en tela de juicio las estructuras morales y culturales establecidas hasta ese momento. Sin duda, fueron ellos/as los y las protagonistas de la época, defendiendo otros valores y por consiguiente, habitando el espacio público y el privado de maneras novedosas. Ser joven era imaginar y llevar a cabo nuevas formas de pensar, de compartir, de amar, de crear, de construir. 

Estas expresiones estaban insertas, con sus particularidades, en el marco amplio de las revoluciones políticas y culturales que se estaban dando en diferentes países y ciudades del mundo, y que significaron movimientos libertarios para los jóvenes en general y las mujeres en particular. ¿Por qué? Porque estas mujeres inmersas en este espíritu de la época se inscribieron en la genealogía de aquellas que históricamente habían exigido “nuestra parte de placeres en el banquete de la vida”. Muchas de ellas fueron militantes orgánicas de la izquierda revolucionaria y aunque, en general, no teorizaron exhaustivamente acerca de su condición de “ser mujer”, hoy podemos decir que fueron mujeres feministas en la práctica, en la acción y en la cotidianeidad. Militaron para abrir el paso a la libertad y para decidir también qué tipo de mujeres querían ser.
Fueron ellas las que vistieron minifaldas por primera vez; las primeras en escuchar rock and roll, las primeras en consumir marihuana. Fueron ellas las que, gracias a la píldora, decidieron con más libertad sobre sus cuerpos. Fueron las primeras en resignar el ritual del vestido blanco, como así también, el ritual de la mancha de sangre en la sábana matrimonial. Fueron las primeras en psicoanalizarse y fueron las primeras en separarse.
Fueron trabajadoras, estudiantas, madres y soldados al mismo tiempo. Fueron presas políticas y exiliadas. También fueron desaparecidas.

Difícil encontrar claras delimitaciones entre vida privada y vida pública de las mujeres que militaron en aquellas décadas; entre el proyecto colectivo y el personal; todo era parte de la misma decisión. Problematizaron los modos tradicionales de organización, socialización e interacción social donde lo público es masculinizado y lo privado feminizado. Mujeres que, en su integración a la esfera pública, tuvieron que romper con los estereotipos de sus madres y de las madres de sus madres. Ello de la mano de fuertes conflictos intergeneracionales que traían aparejados el liberarse también de la rigidez de la familia, de todas aquellas instituciones reproductoras de las desigualdades, exclusiones, sumisiones, de las instituciones burguesas. El ideal del Hombre Nuevo implicaba la construcción de una Mujer nueva.
Fue entonces un desafío y una tarea (llena de disputas y contradicciones) el democratizar las relaciones, hacerlas más igualitarias. Ya no eran novias y novios, ahora eran compañeras y compañeros.
“Para estas mujeres el empezar a militar a veces surgió como una necesidad de cambio social y otras por romper con las tradiciones familiares. Fueron mujeres que por aquellos años ingresaron masivamente a la Universidad, donde estudiaban y militaban a la par de los varones. La mujer ya no era la que nutría y criaba, la garante del ámbito doméstico, la organizadora de la célula familiar. Para las mujeres de los 60´ / 70´ el emanciparse de la familia, el trabajar para mantenerse, el estudiar y el volverse independientes eran cuestiones prioritarias” (ALZOGARAY, M. y NOGUERA, A. 2005:133). Pero, ¿qué otras revoluciones se estaban dando?; ¿qué otras rupturas, qué otras luchas en la vida de estas mujeres?

Compartir las tareas domésticas y la crianza de los/las hijos/as no sólo constituían modos colectivos y comunitarios de construcción social, sino verdaderos procesos de subversión de otros sentidos en el orden de aquello considerado íntimo de lo íntimo: la familia. La militante venía a representar y actuar en un orden de transgresiones de aquello que se esperaba de ella: ser mujer –madre – ama de casa- en el espacio destinado a ella, el espacio privado. La militante salía a la calle, organizaba movilizaciones, participaba en grupos armados, discutía, tomaba decisiones, hacía política. Pero también militaba la vida cotidiana, la que se jugaba dentro de la casa, la que se construía políticamente en la esfera de lo íntimo y no sin conflictos.

¿Quiénes eran las mujeres militantes de los 60´ / 70´? Mujeres latiendo en una época en donde claramente se estaban dando procesos de movilización y generación de ideas, verdaderas revoluciones en la sociedad y en la vida cotidiana. Rupturas en lo personal y en lo colectivo. Podríamos decir entonces que el movimiento de los 60´ -70´ en Argentina no fue sólo una lucha de clases, no se manifestó sólo contra las desigualdades materiales; también fue una revolución contra otras formas de opresión no visibilizadas, ocultas pero que estaban allí, problematizándose y generando las posibilidades para que hoy las nuevas generaciones de mujeres podamos ser más libres que nuestras abuelas y aún más libres que nuestras madres.
"Año 1975. Tarde calurosa en Córdoba. Apenas un hilo de agua recorre el extenso cemento de La Cañada. Hay sol pero ciertamente, no hay luz. En el cabildo está reunida la cúpula de la policía. Entre ellos, la Tía Ferreira, mujer famosa por cruel torturadora.
Afuera, bajo ese mismo sol, hay sed de justicia. En la Plaza San Martín hay muchas mujeres, muchas compañeras que se pasean con sus cochecitos. Los cochecitos no llevan niños/as, llevan armas". (...)Ese recurso se usó allá por los 70´ una y otra vez para engañar al enemigo que muy ingenuamente sostenía que las mujeres éramos débiles e inofensivas.

Autoras: Melina Alzogaray y Romina Lerussi

Avance "Máquinas de Amor y de Guerra"

La militancia de las mujeres durante los setenta

 Si miramos más de cerca la historia reciente de nuestro país -esos años de grandes utopías libertarias, de movilizaciones políticas y sociales, pero también de duras represiones y violencia- cuando pensamos retrospectivamente en la década de los sesenta y setenta se nos hacen presentes los nombres de sus “protagonistas”: el Che Guevara, Mao, Fidel, Perón e innumerables más. Casi no viene a nuestra memoria el nombre de ninguna mujer. Entonces uno se pregunta: ¿Es que las mujeres no participaron de esta movilización, de esta militancia, de la multiplicidad de formas que adquirió la práctica política, de los cambios culturales que se hicieron presentes y que modificaron en profundidad la vida de los sujetos y de la sociedad durante esos años?
La respuesta más sencilla sería pensar que no. Acostumbrados a enmarcar nuestros pensamientos como la cultura y la sociedad lo han dispuesto, pensamos que las mujeres debían de estar en ese momento en su casa, con sus hijos y sus maridos, pensando en coser y limpiar. Nos remitimos de inmediato a ese lugar que la misma estructura social (nosotros y los otros), la religión y el Estado le han asignado: la de ser el pilar afectivo de ese nucleamiento fundamental para toda la organización social occidental, la familia. Sin embargo mirando más de cerca descubrimos que la movilización y la militancia de las mujeres fueron más importantes de lo que un primer ejercicio de imaginación nos revela: el 30% del universo total de detenidos desaparecidos estuvo constituido por mujeres. Pero volvamos un poco hacia atrás.
En la década del ’40 las mujeres conquistaron el sufragio (1947) y  en 1952 accedieron por primera vez a la representación política formal tanto en el Congreso Nacional como en las Legislaturas provinciales. No obstante, las estructuras sociales y culturales generalmente se transforman de manera más lenta que los cambios políticos y económicos. Los hogares cordobeses seguían teniendo en su seno, allá por los sesenta,  padres ajustados a las tradiciones, machistas, que no comprendían por qué una mujer debía ir a la escuela y, claro esta, menos a la Universidad. Reproducían la idea de que tanto su esposa como sus hijas debían zurcir medias dentro de la casa y aprender lo básico para sacar cálculos cuando hacían las compras en el mercado. Las reglas eran claras y los espacios para los hombres y las mujeres también. Hay que considerar, sin embargo, que hubo padres y sobre todo muchas madres, que por influencia de algunas ideas políticas o porque el destino así lo quiso, “entendieron” prontamente que había que dejar que sus hijas abandonaran este ancestral juego de roles y les permitieron cumplir deseos anhelados por ellas y postergados por tantas mujeres durante tanto tiempo. Aún así no debemos engañarnos: todos fueron producto social de una época, hombres y mujeres. Una generación nacida en los años ´40 y ´50 no podía borrar de un plumazo los estereotipos de la sociedad en que fue forjada. El gran impulso que tomó la participación política de las mujeres, que durante los ´60-´70 se integraron al espacio público como nunca antes lo estuvieron, no excluye el hecho de que el machismo o el moralismo se mantuvieran aún en aquellos grupos que buscaban cambios sociales revolucionarios.  
Procesos culturales críticos y experiencias de crítica cultural que en una ciudad mediterránea como Córdoba se realizaron, con las especificidades que adquirieron en el desarrollo local,  de forma sincrónica a los europeos. Así, los modelos revolucionarios a nivel internacional se presentaron como ejemplos de participación política alternativa para un importante número de jóvenes que, sustituyendo los modelos tradicionales de participación y, en el marco de un paradigma radical de cambio social, cultural y político, impregnaron con la palabra “política” todos los ámbitos de la vida de la ciudad. De esta manera, las múltiples y diversas organizaciones políticas, estudiantiles y religiosas, estuvieron conformadas por un número mayoritario de jóvenes dispuestos a todo por la realización de un cambio profundo en las estructuras que regían en el país. Ejemplo de esta conciencia revolucionaria encauzada en cuanta protesta, disidencia o disconformismo hubo en la sociedad se manifestó en el Cordobazo, en mayo de 1969, y continuó en una escalada de acciones de masas, extendiéndose por todo el país con un crecimiento constante y sostenido hasta 1975, cuando la violencia y la represión apagaron la “primavera de los pueblos”
¿Cómo se expresaron las rupturas?
Las mujeres “conspiraron” contra sus madres y padres cuando “vestiditas y alborotadas”, pintados los ojos con un negro intenso y las bocas con diferentes colores llamativos, a lo que se sumaba unas cortitas minifaldas, llegaban a la puerta de los cines Angel Azul o Sombras, donde proyectaban las películas consideradas “políticamente comprometidas”. Las francesas e italianas, Bertolucci, Godard, Fellini, Troufau, algún cine que venía de Europa del Este: Bergman, cine ruso, checo, siempre anti- yanki, a lo que se sumaba el compromiso político de la música, el teatro y la literatura -sobre todo latinoamericana- fue constituyendo el gusto cultural de más de un joven cordobés en aquellos años. Carlos Fuentes, Vargas Llosas, Cortazar con su Rayuela, García Márquez y los Cien años de Soledad, Roa Bastos, entre otros, fueron parte de la biblioteca personal de más de uno. Por otro lado, la música comercial (nacional e internacional) se reemplazó por aquellas expresiones puramente “locales”. El folclore latinoamericano, se escuchó no sólo en las peñas y en los Recitales de Radio Nacional, sino también es esas incansables guitarreadas de compañeros, convirtiéndose en la opción musical elegida por la mayoría. Por último, muy importante para la vida cultural de Córdoba fueron las puestas del LTL (Libre Teatro Libre) y del Grupo La Chispa, artistas que se consideraba que hacían teatro para la revolución. 
A partir de esos años también, una gran cantidad de mujeres se incorporó a las Universidades y especialmente desde allí a la militancia revolucionaria y social. Fueron momentos de auge de la participación política de las mujeres, un punto de inflexión histórico trascendente para la comprensión del protagonismo político de las mismas.
Participaron en asambleas donde se criticaba al sistema capitalista y donde era señalada la necesidad del cambio profundo, del socialismo y del comunismo. Se habló de dictadura del proletariado y muchos creyeron que la vía para llegar al socialismo era el poder obrero y, por lo tanto, la proletarización fue una acción militante más. También se sumó gente a la causa revolucionaria mediante la llamada “militancia de hormiga” que consistía básicamente en deambular continuamente de un lugar hacia el otro intentando por medio de la palabra atraer jóvenes a las distintas agrupaciones.
Quizás la acción militante más común fue el acto relámpago. El lugar elegido: la calle y si era la más transitada mucho mejor. Muchos se disfrazaban y ocupaban el asfalto, hasta que llegaban las fuerzas represivas a caballo o en tanquetas y había que dispersarse. 3 a 5 minutos de puesta en escena, como en un teatro…Entonces con sonido, con voces, con cuerpo, con ropa, con pinturas, grababan en la memoria de los que pasaban por allí  las reivindicaciones políticas. Siempre había alguien que le ponía a cada uno en la mano un papel y ese papel iba a un bolso que iba a una casa. Con precisa organización y dividiendo tareas se hacían volanteadas y pintadas en todo momento posible. Unas diez personas hacían un acto relámpago, con funciones distintas. Estaba el que tiraba miguelitos, el que tiraba las molotov, el que hacía las pintadas, los que movían los materiales para cruzar en la calle y cortar el tránsito…Tanto mujeres como hombres participaron indistintamente en cualquiera de esas cosas.
Para estas mujeres el hecho de empezar a militar a veces surgía como una necesidad de cambio social y otras como medio para romper con las tradiciones familiares. Son mujeres que por aquellos años ingresaron masivamente en la Universidad, donde estudiaron y militaron a la par de los varones. Para las mujeres de los ´60 y ´70 el emanciparse de la familia, el trabajar para mantenerse, el estudiar y el volverse independientes fueron cuestiones prioritarias.
En este contexto, la constitución de la pareja como matrimonio fue, en la mayoría de los casos, un “acto de mal gusto”, salvo en algunas que, como forma de concesión a sus familias, pasaron por “el Civil”. Sin embargo, el casamiento por iglesia se volvió algo casi impensable entre los sectores de izquierda abocados en ese momento a cuestionar a la iglesia y a la familia como núcleo básico de la sociedad. De hecho la consumación de la pareja se daba por el mismo hecho de irse a vivir bajo el mismo techo sin pasar siquiera por el registro civil.
Definitivamente fueron más “promiscuos” que sus padres, al vivir en comunidad, compartiendo su privacidad con por lo menos tres personas más. Nos atreveríamos a decir que ninguna de ellas, como si lo hicieron sus madres, llegaron vírgenes al matrimonio. Quizás podría existir una relación directa entre el alejamiento de los rituales con el hecho de estar inmersas en la participación política.
Casi la totalidad de los testimonios mencionan o dejan suponer que las parejas se formaban entre militantes de la misma organización, la mayoría de las veces, o de alguna otra organización considerada “cercana ideológicamente”, pero casi siempre se trataba de militantes. Muy pocos casos tienen parejas no militantes. Por otra parte, no era bien visto que la pareja de alguno de los miembros de una organización no militara, por lo que se trataba por todos los medios de que se sumaran a la lucha no sólo la pareja sino también la familia, los amigos y los hijos, ya que el vivir en un contexto de sacrificio, lucha y revolución inminente hacían prácticamente imposible mantener vínculos por fuera del grupo de militancia. Las parejas muchas veces fueron inestables y era frecuente ver a la misma gente renovar constantemente sus relaciones amorosas. La frecuente formación de nuevas parejas se aceptaba sin tantos tabúes. Aunque varios dicen que en esos años el amor libre era una práctica común en algunos grupos, otros, sin embargo, sancionaban con dureza la infidelidad, ya que la consideraban una traición. Y aunque unos expresen que ese amor podía ser libre también coinciden con los otros en que la mentira y el engaño no eran bien visto. Así la infidelidad aunque seguía existiendo era criticada y hasta sancionada.
La familia como núcleo básico se resignificó para transformarse en una familia ampliada compuesta por compañeros: se comparten las casas (casas operativas) donde convivían hombres y mujeres, niños ajenos y propios, todo en el marco de la militancia. Las nuevas familias estuvieron conformadas por lazos de amistad o ideológicos. Y es a veces por ésta misma ideología es que decidieron emanciparse, que decidieron compartir con los demás, con sus compañeros de militancia. Así, la convivencia comunitaria estrechaba aún más los lazos de solidaridad, de confianza, de compañerismo; esta nueva dinámica planteaba el desafío de aceptar y aprender a compartir las tareas y los nuevos roles como compañeros, como mujeres y como hombres. Uno de los puntos centrales para comprender las transformaciones que se operaron en la forma de concebir la pareja y la familia es la construcción de la imagen del “compañero/a”. Sin dudas la diferencia operada en pasar a denominarse compañero/a borraba las diferencias entre los géneros dentro de la vida cotidiana. Ya no había roles instituidos que cumplir. Todas las actividades se compartían, ya sea en la pareja o en la convivencia de mujeres y hombres en una misma casa. Es allí, en esos nuevos hogares comunitarios donde también se redefinían las reglas de convivencia y se comenzaban a compartir las tareas domésticas. Es allí donde, no sin conflictos, los hombres también cocinaban, limpiaban y lavaban sus calzoncillos y hasta se hacían cargo de los niños si era necesario. En la mayoría de las organizaciones puede verse un esfuerzo, al menos discursivo,  por lograr la igualdad entre hombres y mujeres en las actividades, tanto dentro del partido como dentro de la casa.
Pero al parecer esta igualdad  no siempre fue fácil de lograr. Las mujeres tenían que hacer malabarismo entre lo que se denominó el doble, triple, cuádruple rol, es decir, estudio, trabajo, la militancia, la maternidad y la familia.
Estas transformaciones en la manera de concebir la pareja y la familia se produjeron de manera casi paralela a la comercialización masiva de la píldora anticonceptiva, que proveyó a las mujeres de sectores medios y altos de una valiosa herramienta para controlar su reproducción. Pero no todas las usaban. Existieron reticencias a su uso. Sin embargo, el poder pensarse con más libertad a la hora de tener relaciones sexuales con su pareja produjo también una postura diferente ante otros métodos anticonceptivos. Fueron estas mujeres las protagonistas de una “revolución sexual” que separó reproducción de placer. El descubrimiento de la pastilla anticonceptiva puede ser considerado como uno de los avances tecnológicos de este siglo que tienen consecuencias más importantes sobre los comportamientos sociales, produciendo una resignificación de la familia y de las relaciones de pareja.
Con respecto a la maternidad y al cuidado de los niños, existía en algunos sectores militantes de izquierda de la época una concepción que sostuvo que los hijos no eran una propiedad privada de sus padres, sino que eran los hijos del pueblo, los hijos de la Revolución. Y había que dejarlos ser libres, debían ser impulsados a la diferencia y al cambio. De esta manera vemos cómo se alejaban de las tradiciones más conservadoras en las que el control de los hijos es la tónica dominante. En los testimonios se menciona una nueva manera de concebir la relación con los hijos en vistas de la nueva sociedad que se deseaba crear. La maternidad y la militancia parecen no haber sido contradictorias. Para las mujeres militantes no había una “opción” o delimitación entre la vida pública y privada, entre proyecto colectivo y personal, todo era parte de la misma decisión. Sin embargo, para algunas militantes la idea de concebir niños por aquélla época les pareció una responsabilidad que no podían asumir en la cotidianeidad que exigía la vida militante. En cambio, otras sostienen que el ser madres era parte de la tarea militante, por lo tanto el hecho de tener y criar hijos no lo veían como un obstáculo para la acción política.
Igualmente, más allá de las discrepancias entre las diferentes mujeres todas acuerdan en señalar que el hecho de compartir la crianza y el cuidado de los hijos era responsabilidad tanto de la pareja como del resto de los “compañeros”, es decir se asumía como una tarea militante más. Si bien en la teoría todos bregaban por una crianza compartida, en los hechos no todos los hombres se hacían cargo de compartir esta responsabilidad. Había mucha solidaridad entre las compañeras que habían tenido hijos o que estaban embarazadas, sin quitarle espacio a las necesidades que demandaba la revolución.
La construcción de un “espacio de iguales”, se sustentó en la imagen del militante, del compañero, del Hombre Nuevo, quién reemplazó a la familia y a los amigos en los espacios de socialización y en la vida cotidiana. La militancia se constituyó en estas organizaciones como una cultura que englobaba prácticas y representaciones; otorgando significación a muchos aspectos de la vida de aquellos que participaron de la misma, tanto en las acciones dentro de la esfera pública como en aquellas acciones vinculadas al espacio privado, como puede ser la construcción de la pareja y la crianza de los hijos. Esta “sociedad en miniatura”, se basó en la construcción de relaciones de igualdad entre sus miembros, sin diferencias “de género, ni sociales”, al menos teóricamente.
Las diferencias entre los géneros no era un tema de discusión, ni merecía una reflexión teórica, porque las prioridades estaban en otro lado. Pero aunque no lo habían anunciado como feminismo partían de la base de la construcción de la figura del compañero/compañera como un espacio de igualdad. Lo practicaban día a día, lo militaban en la cotidianeidad, lo peleaban. Dejaron los debates y las reflexiones intelectuales sobre los temas de la mujer y muchas otras cosas para otros tiempos, que quizás tardó mucho más de lo que muchos imaginaron. Es lo que en palabras de Ana María Fernández quedó enunciado como “fuimos feministas sin saberlo”.
Fuente:  Lic. Ana Noguera  http://www.cbanoticias.net/

viernes, 1 de julio de 2011

Gacetilla PUEBLOS FUMIGADOS

UNIVERSIDAD ABIERTA /Cuarta temporada
Programa de televisión producido y realizado, íntegramente, por estudiantes y egresados de la Escuela de Ciencias de la Información (UNC)
Sábados 23.00 Hs. por Canal 10


 Pueblos fumigados
¿Otro archivo en la legislatura?

Según el 1er Encuentro de Medicxs de Pueblos fumigados realizado en el 2010 en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC, “…doce millones de argentinos son fumigados directamente, es decir que, reciben una parte suficiente de esos 300 millones de litros de agrotóxicos sobre sus casas, escuelas, parques, fuentes de agua, predios deportivos, lugares de trabajo: sobre sus vidas.


 En el próximo programa de Universidad Abierta el sábado 2 de julio a las 23.00 hs  por Canal 10 te vamos a mostrar un informe ya emitido en el  2010, pero que trata una temática aún vigente: los pueblos fumigados.

 Este trabajo periodístico visualiza las actividades del colectivo “Paren de Fumigar Córdoba”, conformado por organizaciones sociales, vecinos y vecinas afectados por la utilización de agrotóxicos, que viene trabajando  sobre el proyecto de modificación de la ley provincial 9164 de agroquímicos.

El modelo agroindustrial nos afecta a todos, no solo a las poblaciones rurales y campesinas sino también a las poblaciones urbanas. Córdoba vive en un mar de soja, que nos esclaviza a un paquete tecnológico de insumos, de herbicidas,  de semillas transgénicas,  y grandes maquinarias de siembra directa, con una producción solo destinada a abastecer de granos y agrocombustibles a otros países. Sin embargo, no son tenidas en cuenta las consecuencias devastadoras de la contaminación del ambiente por los agroquímicos, que tienen graves repercusiones sobre la SALUD de las personas.

La soja es solo un poroto que hoy sostiene económica y políticamente al capitalismo y sus corporaciones a costa de las múltiples enfermedades que ya no se pueden ocultar.

Este trabajo cuenta con el testimonio de: Stela Luque (bióloga y docente Fac. de Agronomía, UNC);Cecilia Carrizo (docente investigadora IIFAP, UNC); Marcos Tomasoni (ingeniero químico); Elizabeth Tesan(medica pediatra); Alicia Ropoco (grupo Voz Ciudadana); Raúl Soria (Ing. agrónomo, apicultor); Alicia Rodríguez (médica y concejal); Pablo Rivero (artesano de “Semillas del Sur”) y Laura Gallo (integrante de la cooperativa de trabajo La Minga, Oncativo). Todos los entrevistados son integrantes del Colectivo Paren de Fumigar Córdoba.


¡Esperamos que lo disfruten!


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